Café Turco... Patrimonio universal


 El café Turco, llamado originalmente café armenio, obtiene su fama debido a que es una de las preparaciones más curiosas que tiene esta bebida. Se trata de una bebida caliente que se prepara en arena y la consistencia se asemeja más a lo espeso que a lo líquido; sin embargo, poco a poco ha ganado más adeptos fuera de Turquía, convirtiéndose en una de las aportaciones gastronómicas del país más gustadas. Debido a esto existen diversas variantes pero siempre manteniendo la esencia de la receta original.

El café turco apareció en el Imperio Otomano en el siglo xvi luego que Özdemir Pasha, el gobernador otomano de Yemen, lo llevó a Estambul. Bajo las estrictas interpretaciones del Corán, el café fuerte estaba considerado una droga y su consumo estaba prohibido. A causa de su inmensa popularidad, finalmente el sultán levantó la prohibición.
La UNESCO lo nombró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, gracias a su sabor y su preparación propia de Turquía. Se prepara con café arábigo molido hasta tener una consistencia harinosa. Es muy concentrada y por ende, se sirve en tazas pequeñas sin asa y con muy poco azúcar, o en algunos casos (y para los puristas), sin endulzante. Es originario del Oriente Medio y se sirve sí o sí en restaurantes de comida turca, armenia y balcánica. Aunque hay países que lo han adoptado como suyo y le agregan ingredientes propios de la región.
La cultura del café turco llegó a Gran Bretaña y Francia a mediados o finales del siglo xvii. La primera cafetería en Gran Bretaña fue abierta por un judío otomano a mediados del siglo xvii. En la década de 1680, el embajador turco en Francia supuestamente organizaba lujosas fiestas para la élite de la ciudad donde los esclavos africanos servían café a los invitados en porcelana finjan sobre platillos de oro o plata.
Preparación y servicio:
Las herramientas necesarias para preparar el café turco consisten en un pote para hervir, pequeño y estrecho, llamado cezve (el cezve se hace de cobre y tiene un asa de madera), una cucharilla y un aparato para calentar, tradicionalmente es preparado en arena. Los ingredientes son café molido finamente, agua fría y (si se desea) azúcar. Justo en el momento de empezar a hervir se retira del fuego y se sirve sin dilación.
Se sirve el café en tazas (fincan, en turco) tan pequeñas como las del espresso italiano o del sake japonés. Algunas tazas modernas tienen asas, pero las tradicionales no las tenían. En este caso, el café se bebía cogiendo la taza con la extremidad de los dedos o, más a menudo, colocándola en un envase de metal con un asa, llamado zarf en idioma turco.
Tradicionalmente, el café turco se sirve junto con un vaso de agua para beber, y muchas veces se acompaña de alguna pequeña porción de dulce, como una delicia turca o lokum.








Variantes:
En el sur de Turquía, se le suele agregar granos de pistacho, como el Menengiç kahvesi.
En Arabia, se consume junto con granos de cardamomo.
Se le puede agregar unas gotas de agua de flor de naranjo, práctica corriente en Argelia y en Túnez.
En Marruecos, el "café con especias" se prepara con Arábica acompañado de unas diez especias tales como canela, jengibre, pimienta, y clavo. A menudo se come con pasteles de miel.
De igual manera, se cree que el café turco tiene poderes de adivinación, mejor conocidos como taseografía. Esta práctica consiste en que una persona beba su café hasta el final y voltee la taza sobre un plato más grande. Los restos deben quedar en él y es lo que el taseógrafo interpreta como predicción. 

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